Escenas romanas y el nacimiento
Las llamadas Escenas Romanas, conjuntos de tamaño natural que representan aspectos de la vida popular romana en el siglo XIX, fueron diseñadas para la gran Exposición Universal de Roma de 1911 y posteriormente adaptadas para su exhibición en el primer Museo de Roma, concebido como museo de la memoria de la ciudad, e inaugurado en la Navidad de Roma de 1930.
Durante los veinte años del fascismo, con la necesidad de desarrollar la disciplina de la etnografía italiana, muchos estudiosos romanos iniciaron un acalorado debate cultural entre el racionalismo museográfico y la museografía de la sugestión, produciendo exposiciones públicas de corte realista, con la intención de mostrar los objetos cotidianos en su contexto y compensar así escenográfica y emocionalmente la falta de valor artístico de las muestras.
Cuando la museología se convirtió en una disciplina científica en la década de 1970, interesándose por las dimensiones sociales, filosóficas, políticas y culturales, la administración capitolina dio un nuevo aspecto al Museo de Roma, que por entonces se encontraba en el Palacio Braschi, y trasladó las Escenas Romanas al recién creado Museo del Folclore y de los Poetas Romanos. El moderno museo de Trastevere habría respondido así a la necesidad de muchos intelectuales de recuperar la memoria de la vida social de Roma en los albores de la unidad italiana, favoreciendo la representación de las clases bajas y contrastándola con las imágenes pictóricas cortesanas de los grandes turistas fin de siecle, que siempre se habían identificado por la presencia de ruinas sinónimo de la magnificencia de la antigüedad.
Diseñadas por Antonio Barrera y tomadas de grabados de Tomás, las escenas romanas reproducen el Saltarello romanesco, la Osteria y el Scrivano Pubblico. Los materiales documentales y los criterios de exposición utilizados en la puesta en escena de las Escenas fueron los mismos que los propuestos para la Exposición de Trajes promovida por la Provincia de Roma e inaugurada en 1927 en el Palacio Valentini.
Más tarde, Orazio Amato (1884-1952) creó las escenas del pifferai, el carro a vino, la portantina y la farmacia, utilizando los mismos criterios que los primeros.
Con la misma intención, en los años 70 se añadió al recorrido del museo el belén con estatuillas de cartón piedra de Angelo Urbani del Fabretto inspiradas en escenas de la vida popular representadas en dibujos de Bartolomeo Pinelli.